Generacion el coño de la Bernarda
octubre 10, 2008 – 1:18 AMComo parte de una campaña de marketing, el Grupo L’Oréal ha hecho públicos los datos de una encuesta realizada entre los varones potencialmente consumidores de sus cremas. Como no podía ser de otra manera, les sale que todos usan cremitas o están dispuestos a usarlas. Hasta aquí, todo bien, pues realmente los hombres cada vez utilizan mas productos para el cuidado y embellecimiento corporal. Lo curioso es que se han tomado la libertad de definir a una nueva generación de machos: los hombres E, caracterizados por ser exigentes, exclusivos, exquisitos, con estilo, eficaces y buscadores de excelencia. Ademas, estos mendas «se definen como apasionados, perseverantes, decididos y muy definidos en sus deseos. Son prolijos, meticulosos, detallistas, muy ocupados, activos, elegantes, vanguardistas y adoptan el cuidado personal tanto por una cuestión de salud, como por una demanda estética».
Parece ser que este artificioso arquetipo social es una mezcla entre el ya conocido metrosexual y el oficinista remamapollas y con aspiraciones. Visto que las empresas ahora hacen sociología, sospecho que dentro de poco nos presentaran al «hombre Coca-Cola», el «hombre Phillips» o el «hombre Frutería Paco, pepinos y tomates a un euro el saco».
Atrás quedaron los ecos de otros modelos sociológicos. Yo pertenezco a la exquisita Generación X. Nosotros, supuestamente, somos solidarios, responsables, y estamos bien formados con la EGB, el BUP y COU, una carrera universitaria, cursillos a diestro y siniestro, y puede que algún máster. Lamentablemente, con tan brillantes virtudes y curriculum muchos de mis compañeros han acabado sirviendo copas en un bar. Ahora queda claro por que nos llamaron generación X: no sabían donde cojones íbamos a acabar currando. Esto era previsible: en el mercado laboral no había sitio para tanto diplomado y licenciado.
Tras nosotros vino la Generación Y. Muchos de sus miembros tomaron nota de nuestra frustrante experiencia y con 16 años se lanzaron a poner ladrillos para tener pasta con la que comprarse la Play, tunear el coche, atiborrarse de coca o pastillas los fines de semana, invitar a las chorbas… Se dice que ahora, con la crisis, van a pagar su falta de formación y cualificación. No se si creérmelo. En cualquier caso, en lo personal muchos pagaran por el resto de sus vidas el ni haberse molestado en aprender a leer con soltura… O tal vez no: mientras tengan el eMule y el YouTube.
Pero ahora que se avecina la terrible crisis es hora de hacer fusión de generaciones y hermanarnos parar parir el canon sociológico total. Ha de ser uno que abarque a todas las personas actualmente vivas: la Generación el coño de la Bernarda. Si, porque tal y como están las cosas todos vamos a tener que dejar que sean muchos los que nos la metan, repetidas veces, y sin consideración alguna. Y mientras nos vamos acostumbrando a este vil destino, las empresas seguirán inventándose encuestas para aparecer en los medios de comunicación, definiendo clases y castas a las que solo accederán quienes fielmente compren sus productos y llenando de mierda las cabecitas de los currantes para sacarles los cuartos.
Aunque siempre queda la esperanza. Durante estos días los jefes de Estado se reúnen y proponen medidas para castigar a los especuladores financieros y banqueros irresponsables que nos han arrastrado hasta el abismo económico. Yo, desde mi humilde posición, propongo una nueva revolución: una de esas que se hacen con sangre, como las morcillas. Para adecuarnos a los nuevos tiempos y no desmerecer en excelencia, hemos de realizar ataques selectivos, metódicos, decididos, meticulosos, eficaces y pragmáticos. Asi que para empezar nos cargaremos únicamente a los directores de marketing. Después, ya veremos. Y mientras tanto, trataremos de subsistir para no aburrirnos.